domingo, 23 de diciembre de 2007

Diez años después...


Hoy 23 de diciembre se cumplen diez años de mi bachillerato. Siempre tuve las intenciones de reunir a todo mi grupo de amigos de la secundaria para celebrar este aniversario pero me ha resultado imposible mantener contacto con todos. Para tristeza mía, desde el primer instante en que abandonamos la secundaria, perdimos ese contacto. Incluso de aquellos que fueron muy cercanos para mí. Así que hoy desperté con esa sensación de insatisfacción porque siempre deseé reunirlos a todos, sin ánimos de comparar nuestras vidas ni celebrar logros o condenar fracasos, solamente para reunirnos a todos y volvernos a ver más viejos y posiblemente más sabios. De todos esas personas, solamente con Félix Chávez Franco tengo contacto, más o menos constante. Él siempre fue un buen compañero de la secundaria con quien compartí gustos musicales y aquella rebeldía rocanrolera que todos los adolescentes padecen en algún momento. Recuerdo a otros nombres que formaban parte de mi círculo de amistades de secundaria. En segundo lugar, después de Félix estaba Kenia Peralta, ex novia mía (y dato curiosos, comenzamos a jalar en esta fecha) pero las circunstancias en que rompimos nos alejaron inevitablemente. Recuerdo algunos nombres y rostros: Yahaira, una bajita pelo risado siempre sonriente, cuyo sueño siempre fue estudiar medicina pero fue truncado por un embarazo. Perdí contacto con ella poco después de nacido su niño. Néstor, un tipo disciplinado con el estudio pero alegre y dado a hacer chistes, concluyó estudios de derecho y lo ví hace un año más o menos. Recuerdo al trío Wendy-Karina-Jessica, tres amigas cuyos lazos fraternales parecían indisolubles pero no fue así. Wendy era algo indómita, llevaba la carga del divorcio de sus padres y el posterior abandono de su padre. Antes de Kenia, fuimos una pareja, confusa, rara pero así son todas las relaciones entre adolescentes. Recuerdo sus ojos color miel, muy bonitos. Hace varios meses la vi, de largo, se miraba cansada y de mal humor; Karina enfrentó el último año el cambio de sus apellidos por imposición de su madre (tuvo que asumir el apellido de su padrastro a pesar de su voluntad) y Jessica, una muchacha cuyos camanances le daban cierta gracia y ternura a su rostro, algo que no conjugaba bien con su novio, un estudiante indisciplinado amante del fútbol y de las riñas y parrandas. Hasta donde supe hace un par de años, aún seguían juntos. Hay muchos otros nombres más que recuerdo pero me gustaría escuchar de sus propias voces, lo que han hecho y lo que no han hecho. ¿Dónde estarán diez años después?

No hay comentarios: