miércoles, 30 de abril de 2008

Vicio

Dice la canción de los Ratones Paranoicos que el rock and roll es un vicio. Y precisamente eso se volvió para mí. Mi iniciación musica fue la década grunge de los 90, la llamada generación X. Ahí comenzó mi vicio. Toda esa música rara que vino tras la apertura comercial post sandinismo era la que me fascinaba y por la que cambié las vagancias de la adolescencia. Me he dedicado a conseguir todas esas canciones y ahora que hice cuentas, mi pequeña gran biblioteca consta de 5,237 archivos de música, una semana entera oyendo música. ¡Qué vago que soy! Pero así es el vicio. Los pequeños placeres, como cuando Amélie mete los dedos en el saco de granos o imagina la cantidad de parejas que hacen el amor en una misma noche. De esas pequeñeces está hecho el mundo.

martes, 29 de abril de 2008

No más compañeros

Para nadie es nuevo que cada grupo social inventa, crea o renueva términos, frases y demás. Algunos de estos términos funcionan entre dos o más grupos o tal vez a uno le resulte y a otro le parezca ajeno. Todo depende. Sin embargo, con la llegada de los sandinistas al poder, he tenido que desechar el término "compañero". Antes solía referirme a las personas que trabajan conmigo que no necesariamente son amigos, como "compañeros de trabajo". Sin embargo, para los sandinistas, todos somos compañeros -en ese término se quedó el "camarada" de los comunistas a ultranza de principios del siglo pasado. El compañero va, el compañero viene... me harta esa terminología sandinista. Así que estoy en busca de otro término para referirme a las personas que trabajan conmigo. Lo falso de ese término es que supuestamente todos somos iguales, que supuestamente todos tenemos derechos y todos tendremos beneficios. Nada más absurdo. No creo que el compañero presidente me trate de igual manera al viajar en su Mercedes Benz y yo en el bus. Así que no hay "compañeros", ni nada que se le parezca. Me quedo con "los del trabajo", mi familia, mis amigos y la mejor de todos, mi novia.

lunes, 28 de abril de 2008

Barbarie sofisticada

Escribo esto después de leer de un austríaco que mantuvo cautiva a su propia hija durante 24 años y en el proceso, la violó al punto que la pobre muchacha parió siete hijos-hermanos. ¡Qué horror! Pero me acordé de un alemán caníbal y homosexual -ese no era su pecado, así que no piensen que soy homófobo- que devoró a su pareja porque éste se lo pidió y porque le excitaba ver cómo le arrancaban pedazos y se lo engullían. Durante mi estancia en España, leí de un tipo que estuvo preso por maltratar a su mujer y al salir de prisión, buscó de nuevo a su víctima solo para rocearla de querosén y prenderle fuego. Luego se destapó la cabeza de un tiro. Coincidencia, todos estos animales eran del llamado Primer Mundo. Sin ánimos de justificar a los salvajes que también habitan en mi "tercermundista" país -quienes también golpean a mujeres y niños sin motivo y merecen podrirse en la cárcel- creo que éstos no han llegado a ese nivel de saña, de violencia, de morbo, enfermedad, sadismo o lo que sea que fuera. Alguna vez leí que los ricos se mueren de obesidad y los pobres de hambre. Ahora me doy cuenta que el mal llamado Primero Mundo también es absurdamente violento pero su barbarie es más "sofisticada".

miércoles, 23 de abril de 2008

Moraleja de la historia...


Todo estaba preparado. Había ensayado mi vocubulario, mi pronunciación, el énfasis propio de un idioma distinto; había extraído nuevas palabras del diccionario, términos que demostraran dominio del tema, palabras técnicas, jergas propias del tema a tratar. Desperté de humor, con actitud positiva, bastante temprano y aún así, sentí que dormí bien. No tuve pesadillas, lo cual fue una señal también positiva -porque siempre que tengo que enfrentarme a situaciones difíciles y a pesar de lo anticipado y el previo conocimiento de las circunstancias, mi psique se altera más que nunca y me produce pesadillas- Llegó el momento dado, llegaron los oponentes, los subestimé, los miré de arriba hacia abajo y casi escupí sobre sus zapatos. Reía dentro de mí y decía confiado, petulante y obstinado dentro de mí: "This is a peace of cake". Luego apareció ella, la gringa, venía con todas las ganas de tomar un termómetro y medir nuestra capacidad de enredar la lengua. Me sentí confiado de nuevo, la mía tenía el largo de la de Gene Simmons y como treinta nudos marineros. Sonrió amablemente y eso me remató, dije: "She will treat us kindly, we will fool around". Y cuando llegó el momento, ups, ¿what?, ¡Shit!... Nothing came out of my mouth. No supe qué decir cuando me correspondió hablar. ¡Qué cagada! I was the laughing-stock. No me dominó la falta de conocimiento, me dominó la excesiva confianza. Gran lección.

jueves, 17 de abril de 2008

Almuerzo solo

Yo sostengo que hay cosas que no se pueden dejar de hacer solo. Ir al cine es para mí, una de esas ocasiones que necesaria y moralmente deben hacerse a dúo. Indudablemente, hacer el amor, es otro ejemplo. Lo contrario, es auto placer, que, aunque admitido, no es lo mismo, ni por cerca. Pero también se puede almorzar solo. Me he dado cuenta de ello. De manera forzada un tanto, y otra opcional, ahora almuerzo solo. Primero, porque la única persona con quien compartía mi hora de almuerzo, ya no está; y segundo, porque si no está, prefiero hacerlo solo. Pero bueno, me he dado cuenta que se pueden hacer cosas almorzando solo. Podés jugar un rato con los juegos del celular, podés fijarte bien que la señora que sirve la comida no utilice sus manos para acomodar los alimentos, podés fijarte que el plato esté lavado y podés darte cuenta si la señora te quiere matar de un infarto de tanta comida o determinar los altos precios de los alimentos a partir de las porciones de hambre que te ponen en el plato. JAJAJA...

miércoles, 9 de abril de 2008

Despedida


Eran las vísperas del Año Nuevo y él imaginó una suculenta cena en compañía de ella. Pensó en los detalles, en los ingredientes y en la compañía junto a la que recibiría el año venidero. Consecuente con su plan, le propuso a ella acompañarlo para hacer las compras de la cena. Ella, un tanto indispuesta, no comprendió a tiempo la idea y rechazó la invitación. Él insistió, ella se molestó. Él se fue solo y supongo que lo hizo por orgullo y por no declinar en su plan. Supongo también que en algún momento pensó que la conclusión de su plan serviría para reencausar su idea primigenia de recibir contento y acompañado el año nuevo. Pero no fue así. Un infarto se interpuso . El impacto fatal del infarto lo dejó inconsciente, sin habla, apenas respirando. y no hubo cena, ni reconciliación ni celebración. Tampoco hubo despedida o perdón. No hubo último beso, ni últimas palabras. No hubo adiós, no hubo conclusión, final feliz o algo similar. Es una historia real, hace mucho que dejé de oírla pero siempre me conmovió porque te enseña a valorar cada instante. Son las lecciones de la vida.