miércoles, 9 de abril de 2008

Despedida


Eran las vísperas del Año Nuevo y él imaginó una suculenta cena en compañía de ella. Pensó en los detalles, en los ingredientes y en la compañía junto a la que recibiría el año venidero. Consecuente con su plan, le propuso a ella acompañarlo para hacer las compras de la cena. Ella, un tanto indispuesta, no comprendió a tiempo la idea y rechazó la invitación. Él insistió, ella se molestó. Él se fue solo y supongo que lo hizo por orgullo y por no declinar en su plan. Supongo también que en algún momento pensó que la conclusión de su plan serviría para reencausar su idea primigenia de recibir contento y acompañado el año nuevo. Pero no fue así. Un infarto se interpuso . El impacto fatal del infarto lo dejó inconsciente, sin habla, apenas respirando. y no hubo cena, ni reconciliación ni celebración. Tampoco hubo despedida o perdón. No hubo último beso, ni últimas palabras. No hubo adiós, no hubo conclusión, final feliz o algo similar. Es una historia real, hace mucho que dejé de oírla pero siempre me conmovió porque te enseña a valorar cada instante. Son las lecciones de la vida.

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