viernes, 4 de enero de 2008

Sin novedad en el frente

No estoy hablando de la película, simplemente utilizo el título de la misma para indicar que estoy escribiendo sin saber sobre qué escribir. Desde que los blogs se inventaron, se supone que, como buena bitácora, sirven para colocar el día a día de su autor, así como los respectivos comentarios y reflexiones que éste haga de su rutina o mejor aún, como una de las tantas variantes de la libertad de expresión virtual. Pero hoy, no sé sobre qué escribir. Quizá estos primeros cuatro días han sido aburridos en términos laborales, no he encontrado aún una pieza de trabajo que me incentive o me motive. Todo tiene que ver con lo mismo. Pero bueno, este país es de sorpresas y estoy seguro que pronto las cosas darán su giro. Insisto, no sé sobre qué escribir. Esto me recuerda a aquella técnica literaria - que tiene su origen en el psicoanálisis - del llamado monólogo interior. Es decir, solamente tomar una hoja de papel (en este caso, el teclado) y escribir lo que nuestro pensamiento dicte, aunque esto sea desordenado y sin lógica, aparentemente. Los entendidos dicen que así se escribió "Ulises", de James Joyce. Yo no he tenido la suerte de intentar leer ese libro y admito que no tengo el bagaje literario necesario para leer las mil páginas del denominado, "mejor libro del habla inglesa". O sea, vamos a hacer el intento... a ver... piensa, piensa... ¿qué puedo escribir?... ¿qué puedo relatar?... Bueno, puedo decir que lo primero que se me vino a la cabeza es la misma idea de llenar este espacio en mi blog porque para eso lo creé. Luego pienso que no debería preocuparme por llenarlo aunque si lo llenara, tampoco nada pasaría. Esas son las ventajas de ahorrarse papel.... hice una pausa ahorita... acabo de estornudar y nadie dijo "¡Salud!"... creo que todos están como yo, pensando en cosas absurdas y tan perdidos en este vano intento que prácticamente están inmutables. Bueno, miro hacia abajo logro ver que sobre el extremo inferior izquierdo del monitor, hay una luz anaranjada que se prende y se apaga, se prende y se apaga. Tomo el mouse y dirijo el cursor, se abre una ventana y es Reggie (el alter ego virtual de Arlen) quien me pregunta a través del Messenger si estoy. Y yo respondí con un ícono gestual (un tanto pervertido para ella) que sí estoy. Bueno, sí estoy pero estoy escribiendo por escribir, llenando un espacio. Mejor aquí lo dejo. Será para otra. Alguien me llama y quiero atenderla.

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